El sexo que se les asigna oficialmente al nacer (masculino o femenino) se basa en sus características físicas.
No obstante, es posible que este no concuerde con su identidad de género, es decir, cómo se
sienten con respecto a su sexo.
Una persona transgénero es una persona que tiene o expresa su identidad de género de forma distinta a la que se le asignó al nacer.
Una persona transgénero puede elegir expresar su identidad de género de formas distintas. Para conseguir unos cambios físicos más permanentes se pueden usar tratamientos hormonales y cirugía.
Este proceso puede durar varios años, y no siempre supone una reasignación de sexo completa («cambio de sexo»).
La identidad de género se puede expresar a su vez por medio de la ropa o los cosméticos (más conocido como travestismo).
Cabe señalar que las personas transgénero se enfrentan a la transfobia y a la discriminación por razón de su identidad de género, y no necesariamente por su orientación sexual.
Las personas transgénero pueden ser heterosexuales, homosexuales o bisexuales.
Si bien la falta de registros de datos desglosados por parte de las autoridades nacionales dificulta el seguimiento del verdadero alcance de la violencia, los informes existentes sugieren que miles de personas trans son asesinadas o heridas de gravedad cada año en ataques motivados por el odio.
En muchos países, se detiene y persigue a las personas trans en virtud de leyes y normativas
que tipifican como delito lo que denominan “travestismo” o “imitación de personas del sexo
opuesto”.
Muchas autoridades se niegan a reconocer la identidad de género de las personas trans
Las personas trans sufren discriminación y estigmatización de manera generalizada en los
ámbitos del sector salud, la educación, el empleo y la vivienda, así como en el acceso a los baños.
La discriminación por motivos de identidad de género es ilegal de conformidad con lo dispuesto en el derecho internacional de los
derechos humanos.
Toda persona tiene derecho a que se reconozca su personalidad
jurídica.
En numerosos países se niega a las personas trans toda posibilidad de obtener su identidad de género.
Muchos de los que contemplan la posibilidad de reconocimiento jurídico imponen a las personas trans diversas condiciones para que se pueda reconocer su identidad, como la esterilización, el tratamiento o la cirugía de asignación de sexo, el diagnóstico psiquiátrico del trastorno de identidad de género, el divorcio y el confinamiento en instituciones psiquiátricas. En la mayoría de los países, los menores y las personas no binarias carecen de acceso al reconocimiento de su identidad de género.
Las personas transexuales, al ser tan visibles y vulnerables, son objeto de odio, discriminación, insultos, todo tipo de agresiones y vejaciones. En los casos más extremos son víctimas de crímenes de odio, en algunos países existen bandas que persiguen a transexuales para asesinarlos, en especial a las mujeres trans. Ellas aparecen muertas en los alrededores de las ciudades.También, muchos(as) transexuales tienen vidas precarias, vidas que no pudieron seguir mejores rutas que las que ya tienen, son personas que no pudieron desarrollarse plenamente, la mayoría tienen un mundo laboral reducido al trabajo sexual (véase testimonios en Hernaiz, 2007; Mejía, 2006). Pocos(as) logran alcanzar su educación universitaria, obtener un título universitario, y algunas consiguen laborar en las universidades o instituciones públicas. Aunque, la mayoría tiene que dedicarse al trabajo sexual, por lo general, no por libre elección, sino por la necesidad que la sociedad les ha impuesto.
En el libro Ellas y ellos hablan (2012), del Hogar de la Esperanza, una casa refugio para personas de la calle que viven con el VIH, recoge una serie de testimonios de personas gays, transexuales y transgéneros, que por una serie de factores combinados, les llevan a la situación extrema de vivir en tales condiciones.
De este libro cabe destacar dos testimonios de mujeres trans: Úrsula y Alejandra.
Los(as) adolescentes transexuales y transgénero tienen que enfrentar grandes sentimientos de ambivalencia en lo que se refiere a su identidad sexual. A veces tales ambigüedades, producen sentimientos de auto rechazo y culpabilidad, los que pueden llevar a problemas de autoestima, a veces tienen tal nivel de conflicto, que pueden llegar a manifestarse en problemas mentales; no por su transexualidad, sino por el dolor y el sufrimiento que les produce la incomprensión de su situación, sobre todo si se suman las presiones sociales para que acepten la identidad sexual asignada según el sexo en el que nacieron.
Con frecuencia, en las escuelas y colegios, independientemente de que las personas homosexuales o transexuales sean visibles o no, se hace patente la transfobia y la homofobia por medio del lenguaje, los chistes o el uso de términos que pueden considerarse ofensivos e insultos, tales como marica, maricón, tortillera, playo, entre otros
Por otra parte, la transfobia puede causar sufrimiento en las personas trans, violación a sus derechos humanos, negación de su condición sexual, dolor y malestar, todo lo anterior como resultado de no lograr adecuarse a las normas sociales y al rechazo familiar, lo que en los casos más extremos puede conllevar al suicidio, como el caso de Alan, un transexual de España que el 24 de diciembre se quitó la vida por el acoso que recibió en su centro educativo.
En razón de la heteronormatividad, las personas trans sufren discriminación, lo que hace que no gocen plenamente de sus derechos, de tal manera que viven en marginalidad y exclusión. Tal situación puede llegar a niveles elevados de odio, los cuales pueden conducir a acciones violentas: agresiones sicológicas, verbales y físicas e incluso al homicidio. El crimen de odio hacia los(as) transexuales es la máxima manifestación de la transfobia.
El 28 de junio se celebra en todo el mundo el Día Internacional del Orgullo LGTBIQ+ para conmemorar la fecha que dio comienzo al movimiento de liberación homosexual con los disturbios en el pub de Stonewall, en Nueva York, en 1969.
Mucho antes de este significativo momento y también después, muchos hombres y mujeres han querido cambiar la historia de los transexuales en el mundo. Alzando la voz, reclamando el derecho a vivir sus vidas de la forma que más felices les haga y a ser tratados con respeto por ello.
Nunca lo han tenido fácil, ni mucho menos en los comienzos pero incluso ahora todavía se encuentran con trabas, discriminación y rechazo.
Sexo y género no son la misma cosa”, confirma a Maldita Ciencia Rosa María Fernández García, bióloga especializada en psicología y en el estudio genético y epigenético de la transexualidad.
“El sexo se refiere a la condición biológica de una persona: hombre o mujer, según su genética.
La identidad sexual (o identidad de género) sin embargo se refiere al género sentido.
Es un sentimiento subjetivo de saber a qué sexo se pertenece, es decir, si la persona se considera varón o mujer”,
Ser una persona transgenero no es una patología.
El hecho de ser una persona transgenero no constituye, en sí mismo, una condición patológica, según confirma Fernández García. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) no la incluye en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) más que como una condición relacionada con la salud sexual desde junio de 2018.
21,Abril 2021
Urbana Trans
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